La casa es de una sola planta y está situada en la zona explanada que ocupaba una antigua labranza. Cuenta con unas vistas privilegiadas, por un lado, a la era y al porche principal y, por otro, al talud ajardinado con vegetación autóctona.
Con una capacidad máxima para siete personas, el interior consta de dos habitaciones dobles con camas individuales (una de ellas con posibilidad de cama adicional), una habitación con cama de matrimonio y dos baños.
El salón comedor cuenta con chimenea, un precioso ventanal y una amplia cocina integrada con excelentes vistas a la zona de la piscina. La casa, de estilo rural, cuenta con todas las comodidades necesarias para disfrutar de una agradable estancia: Wifi, Smart TV, calefacción y aire acondicionado en cada estancia. La cocina está totalmente equipada con: lavaplatos, cafetera Nespresso y normal; sandwichera, batidora, etc.
Junto a la casa, contamos con una segunda estancia donde se encuentra ubicada la barbacoa totalmente equipada y un pequeño comedor. El uso de este espacio estará supeditado al alquiler de la casa durante al menos un fin de semana completo.
La finca está situada en plena naturaleza, en un valle con preciosas vistas a los Montes de Toledo. El nombre de la finca viene dado por la denominación de una ladera en solana (Joya) favorable para la situación de colmenas. Forma parte del término de Los Navalucillos, entre los anejos de Robledo del Buey y Los Alares, con una superficie de aproximadamente 30 hectáreas, tratándose de un enclave histórico de los Montes de Toledo. Se delimitó un espacio de aproximadamente 1 hectárea en el lugar donde se construyera la casa, quedando abierta el resto de la superficie de la finca.
Adquirimos la finca en el año 1993 con la intención de edificar una casa de recreo. Buscando el sitio ideal para construir la casa, nos encontramos las ruinas de una antigua labranza que tenía delante una superficie cuadrada, perfectamente horizontal, completamente cubierta de monte (jaras). Una vez desbrozada la espesa superficie de jaras, apareció una era empedrada, construida por sus antiguos propietarios para las labores del cereal, tras la siega. No había duda de que el lugar más idóneo para construir la casa era precisamente el que ocupaban las ruinas de la antigua labranza, desgraciadamente irrecuperables, quedando la era como un espacio de expansión natural frente a la casa.
En el espacio delimitado para la casa, y en dirección sur-norte, se puede apreciar perfectamente el antiguo camino que unía Los Alares con Los Navalucillos, pasando por Robledo del Buey. En dicho margen se sitúa un antiguo pozo, aun en servicio, del que se abastecía todo el que transitaba por el lugar, por tener un agua de gran calidad.