Nuestra ubicación, en plenos Montes de Toledo, nos convierte en un destino ideal para aquellas personas amantes de la naturaleza que quieran explorar y disfrutar de un entorno único y protegido.
La propia casa cuenta con sendas interiores para recorrer el perímetro más cercano; pero, además, las opciones en los alrededores son infinitas y nada menos que en un área tan extensa como los Montes de Toledo, en su zona comprendida en el amplio término municipal de Los Navalucillos y alrededores, que incluye enclaves del Parque Nacional de Cabañeros.
Si estás interesado en ampliar esta información o concertar visitas guiadas a estas y otras zonas de los Montes de Toledo o el Parque Nacional de Cabañeros, concretando fechas con antelación, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. ¡Estaremos encantados de ayudarte!
Puedes recorrer a pie el perímetro cercano a la casa, gracias a las sendas interiores que discurren por la finca, todas ellas fuera de la parte vallada y debidamente señalizadas.
Además, disponemos de un mapa a vista de satélite de todo el trazado, así como de un archivo GPX que puedes descargar en cualquier dispositivo con GPS o aplicación para navegación.
A poco más de 20 kilómetros en dirección Suroeste, encontraremos un área donde confluyen los límites de la provincia de Toledo, Ciudad Real y Badajoz, a la que se le suma su vecina Cáceres al Norte y el bonito emplazamiento del Embalse de Cijara al Sur. Dado que gran parte de esta zona pertenece a fincas particulares de gran extensión, recomendamos organizar la ruta previamente.
Si nos desplazamos en dirección Sureste llegaremos a Horcajo de Los Montes, Alcoba y El Robledo, lado sur del Parque Nacional de Cabañeros. Este parque ofrece multitud de opciones para disfrutar de la fauna ibérica como el ciervo, el corzo o el jabalí, así como aves rapaces y carroñeras, como el buitre leonado o el buitre negro. Podrás disfrutar de espectáculos como la berrea del ciervo, al comienzo del otoño, o bien observar o fotografiar a estos animales, que gozan de un hábitat natural en plena libertad. Aconsejamos reservar visitas al Parque Nacional de Cabañeros a través de su página web o en las mismas oficinas del parque.
En dirección Noroeste, pasando por Robledo del Buey, a unos 30 minutos en coche, tomando la carretera TO-1089 encontraremos el Valle del Gévalo. Pequeños pueblos como Navaltoril, Piedraescrita, Las Hunfrías o Robledo del Mazo, se sitúan en este valle que, amurallado por La Sierra de la Hiruela, nos ofrece multitud de opciones para actividades de senderismo.
Además, nos permitirá disfrutar del encanto de Piedraescrita, con su iglesia declarada Bien de Interés Cultural en la que destaca su Pantocrátor Románico pintado al fresco, aceptablemente conservado, su azulejería talaverana de los Siglos XV – XVII y su situación en una de las rutas de peregrinaje más antiguas de Europa.
Navaltoril está rodeado de grandes pedrizas (canchales), donde se encuentran algunos ejemplares de tejo (Taxus baccata) que superan el milenio de edad, arces (Acer campestre), robles (Quercus pyrenaica), acebos (Ilex aquifolium) entre otras especies. Todos ellos forman una masa forestal que merece ser visitada.
También podemos trasladarnos al pasado en esta zona, observando alguna que otra cruziana, así llamadas las huellas dejadas por trilobites, artrópodos que habitaron los mares en el Paleozoico, hace 540 millones de años, extinguiéndose posteriormente hace 250 millones de años. Se pueden ver en El Pico Moradas (1.378 m.), situado entre Piedraescrita y Navaltoril.
Continuando en dirección oeste hacia Las Hunfrías, encontramos un espacio natural llamado La Garganta de Las Lanchas, con un trazado de fácil acceso, donde una sucesión de saltos de agua naturales nos lleva garganta arriba. Cuenta con una flora peculiar debido a su microclima, con especies propias de otras latitudes, tales como los loros (Prunus lusitanica), reliquia de los bosques de tipo laurisilva que en la Península Ibérica tuvieron gran importancia durante el Terciario, algún ejemplo de planta insectívora, helechos reales (Osmunda regalis), acebos, mostajos o abedules.
Robledo del Buey y Los Alares están aproximadamente a igual distancia de La Joyona, aunque en direcciones opuestas. El Viezo y la Mesilla marcan la línea divisoria orográfica entre ambos lugares.
Desde Robledo del Buey hacia Los Navalucillos, a 3 kilómetros, en un paraje llamado El Cosío, se encuentra el Risco del Arco, un arco de piedra natural, que fue refugio de pastores durante décadas.
Desde allí podemos avistar La Sierra de Los Lupos y Vallecasar, por donde discurre una pista forestal que nos lleva a Espinoso del Rey, en dirección noroeste.
Sin llegar a este municipio, y continuando en dirección Los Navalucillos, encontraremos el Área Recreativa La Cabrera, al otro lado del hotel rural del mismo nombre. Desde allí parte un camino señalizado y muy accesible a través del cual se puede llegar a pie, en poco más de una hora, al Risco Ñañas, en una ubicación privilegiada y preciosas vistas.
Otro itinerario recomendado, que se puede hacer partiendo de Robledo del Buey, o de Las Becerras, en el lado opuesto de la carretera sería: el Collado de la Ermita, con sus restos de minas, y la Sierra de La Botija. Sin embargo, es importante destacar que las rutas comprenden antiguos pozos de minas, así como algún socavón por hundimiento, por lo que constituyen actividades que entrañan bastante riesgo, por lo que, para realizarlas, se recomienda ir acompañado de alguien que conozca bien la zona.
Existen otras muchas opciones viables en los alrededores de Robledo del Buey, como son, la Sierra de Las Hiedras y Los Camineros, la Senda de la Arañosa e incluso un espacio poco visitado como La Puilla, muy apreciado por quienes lo conocen.
Se trata de un clásico en la zona y quizá la ruta más conocida en estos parajes de Los Montes de Toledo.
Nos permitirá llegar a una cascada de casi 20 metros de altura, así como a la llamada Chorrera Chica y observar el hermoso rebollar de este paraje y el Pico de Rocigalgo que, con sus 1.448 metros de altitud, se convierte en el techo de Los Montes de Toledo.
Ya en Los Navalucillos, cabe mencionar la Ruta del Collado de las Escobas, o La Cornicabra. Y en Los Navalmorales, la ruta que transcurre por el arroyo de su mismo nombre y el Arroyo Navajata. Se trata de parajes llenos de contrastes, especialmente en primavera y en otoño.
En municipios próximos, como Hontanar, podremos encontrar espacios naturales como el Arroyo de Las Lanchas o La Hoz de Carboneros, en Navahermosa.
Tanto en Navahermosa como en Hontanar, conviene hacer estas rutas en época de precipitaciones, debido a la merma de sus cauces en la época estival.
Estas son solo algunas de las rutas más importantes de esta zona, pero el medio natural de esta región permitiría disfrutar de otras muchas alternativas.